Noche de pastel y dudas

Mordisqueo el pastel.
Tomo un sorbo de soda, me ataca el desdén.
Repito la tarea. Suspiro por dentro.
Recuerdo: ¿qué era aquello?
No tengo ni idea, pero el pastel está bueno.

Miro fijo al infinito, cuestiono el firmamento.
Me concentro en el cielo;
tomo un trago de refresco.
¿Qué es lo que hacemos aquí?
¿Cómo llegamos a tanto sufrir?
¿La felicidad es una utopía?

El cosmos es un misterio.
Sus límites: inciertos.
Pero lo que sí sé
es que el chocolate que saboreo en este suculento manjar
es muy verdadero, me invita a pecar.

¿Habrá vida, como la nuestra, en un mundo paralelo?
¿En un mundo paralelo es posible estacionar en diagonal?
¿Quién inventó el café con leche?
¿Quién en la tierra verde de Dios creyó que... 
carbonatando la cola se creaba esto que estoy bebiendo?
¿Cómo crecimos tan rápido?
¿Cómo podemos creer sin ver?
¿Qué es la esperanza realmente?

Me levanto, voy a la cocina.
Parto otro trozo, cuestiono.
El chocolate le hace eso a una.
Impulsa.

¿Qué será de la capa de ozono en veinte años?
¿A dónde iremos si todo se va al infierno?
¿Nos extinguiremos para dar paso a un nuevo tormento?

La tierra suspira.
Voy por un café, se está poniendo intenso.

«¿De dónde vino todo esto?»,
me pregunto viendo los viejos testamentos.

¿Quién inventó la duda?
¿Quién cuestionó el universo primero?

Pienso, cavilo, especulo, delibero:
«¿Qué será lo que yo quiero?»



Ni Google me ha podido ayudar
Con este agudo predicamento.




Teffy Campos

23. Venezolana. Escribo lo que siento, pienso, opino e imagino. Son trocitos de mi alma que se escapan a diario, quizá por el exceso de sentir

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