Mika Alejandra

En más de tres años nunca me sentí sola. Cuando todos me fallaban, tú siempre estabas. Mientras mi entorno se derrumbaba jamás te apartaste de mi lado.

Eras la única que podía despertarme a cualquier hora sin que me molestara, que me escuchaba, me hacías saber si había pasado mucho tiempo estudiando, exigías mi atención, caricias en el estómago…que te colmara de amor.
Podía haber tenido el día más miserable del universo, pero al llegar a casa, una sonrisa siempre tocaba mis labios gracias a ti, por recibirme con el aprecio sincero que solo los de tu especie pueden otorgar, te alegrabas de mis idas, pero más de mis venidas. Estabas allí en cada paso. Si iba a comer, tú debías comer conmigo.

Te subías a mi cama, te acurrucabas conmigo; sobre todo, cuando percibías en mí el olor de la tristeza. Lograste curar las heridas de mi alma, hiciste tuyo mi corazón.
Odiabas las fotos, rehuías de ellas; aunque, a veces, fuiste piadosa, te sacrificaste por mí…ahora solo me quedan esas imágenes vacías, pues ninguna posee tu calor, tu vitalidad, todo eso que te hacía única, especial a mis ojos. Tu alma.

Si algo o alguien pudo ser perfecto, esa debiste ser tú. Con tus gruñidos cada vez que querías correr, ladrándome para que me apurara en abrir la puerta porque necesitabas ir al baño.

En los cumpleaños, eras la invitada de honor, saltando alto, tan alto como una gacela cuando era hora de cantar y cortar el pastel.

Amabas que corriera contigo como loca por toda la casa, terreno. Y cuando salíamos, yo debía llevar tu paso, no tú el mío.

Odiabas tomar un baño, pues mi hermana solía regañarte mucho para que te quedaras quieta…y ese es un concepto que tú no conociste.

Detestabas que te agarraran las paticas, gruñías a cualquiera que osara poner sus sucias manos en ellas. Pero no conmigo, nunca conmigo.

Creo que eras el ser vivo sobre la tierra que más adoraba el jugo de mango, el agua fría, saltar como loca cuando alguien amasaba la harina de las arepas o al abrir el grifo del agua. Fuiste un pequeño huracán lleno de energía.
Aun puedo escuchar el clic, clic, clic de tus uñas sobre el piso de la casa. Era divertido empujarte en modo juego en la cerámica de la sala, pues luego intentabas correr superrápido, te resbalabas, parecía que estabas corriendo en el mismo sitio y ya cuando te acercabas a mí, era una lucha de dientes y uñas. Pero jamás fue un ataque de verdad, era divertido. Tú simulabas estar gruñendo, empero, en el momento en el que dejaba de ofrecer mi brazo como juguete de mordida, usabas tu patita para atraerlo a donde estabas para seguir jugando. Era vida.

Todavía puedo reírme cada vez que recuerdo lo rápido que aparecías cuando encendían la licuadora (siempre pensando en el jugo de mango), abrían algún empaque de algo que sonara como el típico de galletas o se oía el chisporroteo del aceite al entrar en contacto con el pescado. Amabas el pescado con todas las letras. Te decía mi pequeño genio, pues era mágica la forma en la que un momento no estabas y al otro sí.
Sencillamente única, Mika; recuerdo como te asomabas por la ventana cuando percibías que alguien arribaba a la casa, corrías como posesa detrás de cualquier animalito que vieras por el patio: ardilla, gato, ratoncito, gallina, pollitos, iguanas, pájaros. El recuento de aquellos que te comiste o jugaste de una forma no tan suave y delicada quedó así: un pájaro vivo (atrapado en pleno vuelo, te lo comiste de un bocado), una iguana (como de tres veces tu tamaño, no te la tragaste, por suerte), cinco gatos (nunca te comiste a ninguno, tú solo querías jugar un poco, todos quedaron vivos…apenas, gracias a Dios), innumerables tuqueques, plagas, mosquitos; también un par de ratoncitos errantes que estaban en el lugar equivocado, un par de pollos y gallinas. Creo que lamentaste mucho el no haber podido atrapar nunca a una ardilla, eran tus enemigas juradas. Y todos aquellos que no alcanzaste pero por los cuales te esforzaste bastante. Mi pequeña salvaje e indomable.
¿Sabes otra cosa? Siempre me divertía cuando te escabullías en las mañanas para dormir en las camas que quedaban desocupadas y como tú siempre andabas dando vueltas en el patio (no podías durar ni un minuto en pulcras condiciones), dejabas a tu paso abrojos (se pegaban a tu pelaje en tus eternas escapadas por el monte), ramitas, hojas y demás. Mi madre y hermana pegaban el grito al cielo por tus travesuras, yo fingía estar seria, aunque por dentro me moría de la risa. Nunca hice intento alguno por bajarte de la cama cuando te veía, era cómplice y no me da vergüenza admitirlo.
Cuando apenas eras una cachorrita diminuta, solías colarte o escaparte por la franja vacía que hay desde el piso y la puerta de mi habitación. Al crecer, tu cuerpo se hizo lo suficientemente grande que era para ti imposible traspasar la puerta por ese resquicio, de tal forma, que te plantabas allí afuera a chillar para que te permitieran el paso. Eso solía pasar casi siempre cuando me tocaba estudiar, cerrando la puerta para no ser molestada; pero, al parecer, tenías un sexto sentido que te avisaba de eso, entonces hacías tu camino hasta allí. Una vez que entrabas, tendías tu cuerpo al lado de mi silla. Pasado un tiempo prudencial, exigías mi atención fuera de los libros, ya fuera para darte cariño, sacarte o jugar. Era increíble, parecía que sabías cuando necesitaba un respiro de los números y letras. También, hubo veces que te tornabas tímida, y aun cuando la puerta no estuviera cerrada y solo existía una cortina como obstáculo, no te adentrabas en mis dominios. Por tanto, te plantabas afuera llorando, hasta que escuchabas las palabras mágicas pronunciadas por mí persona: “Mika, ¿qué haces? Claro que puedes pasar, cusuru mío, corazón de melocotón, la chiquita más linda de la casa, mi-karrucha bella…” y cualquier otro mote que se me ocurriera en el momento.

Otra cuestión que amaba de ti era cuando hacías el “andando”, el cual consistía en que te echaras al piso y que fueras como caminando/arrastrando tus paticas mientras los que te veían cantaban “andando, andando, andando chiquitica, está andando…” Era sublime. Lo hacías en los momentos más imprevistos, empero, lograbas que cualquiera que te viera entonara el canto respectivo. Siempre intentando sacar fiesta.

¡Dios, Mika! No sabes cuánto te extraño, el levantarme y que tú no vengas galopando a mi encuentro me llena de tanta desolación, saber que no tendré que compartir mis tesoros, los gatos acamparán a sus anchas en el patio de la casa y las ardillas se comerán todos los cocos (otros de tus más preciados anhelos, el agua y la pulpa de cada fruto que fuera abierto en tu presencia) es simplemente penoso.

¿Ahora quien se me tirará encima a las tres de la mañana (sacando todo el aire de mis pulmones) solo porque quiere jugar un ratico?
Simplemente, no concibo la idea de no tenerte por aquí, siempre fantasee conque pasarían años y años antes de decirte adiós. Que lo más difícil sería el tener que mudarme y engatusar a mi madre para que te dejara venir conmigo.

¿Por qué tuviste que irte tan pronto… Cuándo siento que mi vida está tan desastrosa y sin ningún orden a la vista?

Aun así, no me arrepiento de haberte querido tanto. Por algo pasan las cosas y estoy segura que ahora estás en un lugar mucho mejor. Quiero creer que en este instante, una nueva familia le dio la bienvenida a una hermosa perrita recién nacida que será lo mejor que le pasará en mucho, mucho tiempo.

Siempre estarás en mi corazón, en mi alma y pensamientos. Gracias por tanto, Mikikita. Mi cusuru mío. Mi chiquita preciosa. Mi-karrucha bella. Lo más chiquito y bonito de la casa. Lo más querido en todo el universo. Lo picioso y cuchi. La estrellita que más brilla. Mimika. Lomiko-bonito, Mikalandia…


 Mika Alejandra
14/01/2017-20/05/2020




Teffy Campos

23. Venezolana. Escribo lo que siento, pienso, opino e imagino. Son trocitos de mi alma que se escapan a diario, quizá por el exceso de sentir

7 comentarios:

  1. Siento mucho lo de la pequeña. Yo también tuve una linda compañía con una perrita. Siempre meneando la cola, siempre fuera de mi cuarto cuidando. Antes de llegar a casa corría a mi encuentro. Inolvidables estos pequeños seres, nobles y amorosos.

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  2. Por cierto, amiga teff. Estoy por aquí con otros amigos escritores. Por si te interesa, date una vueltecita a ver lo que hay. :D

    https://letrasmonas.blogspot.com

    Un fuerte abrazo! Y ten un buen día.

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    1. me he pasado antes por allí c:No sabía que formabas parte del blog.

      Claro que sí, me daré una vuelta por allá c:

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