Aprender


Uno aprende porque aprende. De las cosas buenas y de las peores.

Uno aprende de los profesores, errores y desamores.

Uno aprende de los libros, los viajes en bus, las paradas llenas y del perro de la abuela.

¿Qué se aprende…qué es lo que realmente aprendemos de la vida, de la universidad?


Se aprende de todo. 

Sencillamente de todo

A cada momento e instante: a cada hora y segundo.

Se aprende sobre la paciencia, cuando el bus no llega.

Se aprende sobre la tolerancia, cuando te toca hacer colas y la gente no colabora.

Se aprende de geografía, cuando el transporte toma rutas alternas por las trancas en las mañanas.

Se aprende a servir al prójimo cuando cedes tu puesto a una viejecita que tambalea mientras el autobús acelera.

Se aprende a respirar hondo, cuando llegas tarde a una clase y el profesor te señala por ello.


Se aprende de compañerismo, cuando intercambias tu puesto porque ese otro que llegó tarde no ve bien de lejos.

Se aprende de mucho, de tanto, solo con vivir, compartir con un grupo de personas.

Se aprende que las palabras tienen poder: pueden cortar más profundo en el alma que el cuchillo más afilado.

Se aprende, tal como alguien en su momento me comentó, que somos esclavos de lo que decimos.

Se aprende que la palabra es valiosa. Es indispensable cumplirla… quizá, el que no lo hagas no causé gran impacto en el día a día…pero habla mucho de quién eres tú.

Y te lo recalco, se aprende de paciencia: cuando llegas a tu casa y la luz falla que falla…y cuando te quieres bañar y no hay agua.

Se aprende, además, de fortaleza física, cuando te toca cargar tobos desde el tanque que está afuera (de tu casa).

Se aprende a reír como locos, cuando hacemos el tonto en conjunto…

Se aprende a que hay un tiempo para todo y que cuando toca seriedad, no hay otro camino que tomar.

Se aprende de los procesos, de la química y de las palabras hilarantes…y rimbombantes.

Se aprende que el conocimiento es valioso, valiosísimo.

Se aprende de organización y de control, con esa amiga que sus apuntes (alguna vez) te prestó.

Se aprende a compartir cuando la respuesta de un ejercicio (dificilísimo) llega a ti (y no a todos).

Se aprende a sobrevivir cuando te toca dejar de comer para sacar las copias del parcial que has de hacer.

Se aprende que, a veces, faltar a una clase puede ser vital para poder descansar y así otras vicisitudes enfrentar.

Se aprende a confiar, a soltar, a hablar… Cuando ves que no hay un camino más.

Se aprende de amistad cuando te resuelven, te ayudan, aun cuando a nadie le preguntas.

Se aprenden idiomas nuevos, cuando echando broma las frases nuevas se asoman.

Se aprende de cervezas, tequilas y lenguas muertas en esos minutos antes de que la nueva profesora aparezca.

Se aprende a dejar ir a esas personas que ya no aportan nada a tu ser. Que lo que traen es tristeza por lo que pudo ser.

¡Dios mío!

¡Cuánto se aprende en un día!

De los presupuestos de las plantas químicas y de las diferentes alternativas… para crear algo nuevo.

También del ambiente, de los protocolos para cuidar la capa de ozono y de los gases dañinos como el dióxido de carbono.

Se aprende de escándalos y de familias influyentes, de los caminos y de lo bien que vamos.

Y así.

Y así puedo seguir.

Comentando sobre todo lo que aprendí. Y de lo que puedes aprender en un día normal.



A pesar de las adversidades, siempre hay algo que queda: una enseñanza. Buena o mala, eso ya se verá. 

Pero créanme cuando les digo que de los errores se aprende más.


Dedicado a todos mis profesores, compañeros y amigos que, día a día, me enseñan que hay un universo de cosas por aprender. Gracias por tanto.



Teffy Campos

23. Venezolana. Escribo lo que siento, pienso, opino e imagino. Son trocitos de mi alma que se escapan a diario, quizá por el exceso de sentir

8 comentarios:

  1. Casualmente hoy estuve hablando con mi mamá sobre el valor que podría tener quedarse en el país. Sí, otra vez, jajaja, como si no fuera suficiente escucharlo en cada esquina.

    Ella decía que, con todas las adversidades que estamos enfrentando, estamos aprendiendo un montón; yo agregaría que inconscientemente.

    Recordé que al leer este escrito me pregunté, ¿qué hubiese pasado si la autora estuviera en otra situación, sin tantas vicisitudes? Porque claramente lo que expresa se relaciona con su día a día, o por lo menos el de alguien cercano.

    "¿Sería su personalidad diferente?" - Pensé, antes de darme cuenta que me estaba reflejando arrechamente, jajaja.

    Lo que realmente debía estar preguntándome era, "¿Tendría yo la misma sed de conocimientos?"

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    1. Hola, antes que todo: Gracias... por leer y tomar el tiempo de compartir tus pensares conmigo. Es algo que aprecio muchísimo.

      ¡El quedarse tiene sus beneficios, uno aprende cosas que nunca imaginó posible! Jajaja. Aunque el costo sea elevado.

      Ahora bien, respecto a lo que comentas: Sí, creo fervientemente que si mi situación fuera distinta, digamos más ideal y menos plagada de problemas, mi personalidad estuviera a un mundo de distancia de lo que es hoy.

      Me explico: todo lo que he pasado, vivido, visto, experimentando me han hecho ser quien soy actualmente. Soy un cúmulo de cosas aprendidas, muchas de ellas llegaron a mí de forma inconsciente...

      No puedo hablar por ti, porque no te conozco (o por lo menos creo que no), pero todo este ambiente ha despertado en mí una sed de aprender, de conocer, de ser mejor, de mejorar y avanzar.

      No sé si esperabas una respuesta como tal... O si lo que he escrito aquí ha resuelto vuestra duda; en ocasiones, suelo hablar más de lo debido. Un pequeño fallo en mi sistema de control jajaja...

      ¡Saludos!

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    2. Era un pensamiento en "voz alta", pero la respuesta no estuvo demás.

      Pienso lo mismo que tú, somos el resultado de nuestras experiencias. Sin embargo, mi pregunta era un poco más a futuro.

      Esta es, por si quieres reflexionar:

      Si mi situación llegase a cambiar para bien, ¿estaré tan interesado en aprender como ahora?

      Una reflexión parecida:

      ¿Hay rasgos de mi personalidad que no dependen de mi entorno? ¿Será la sed de conocimientos uno de ellos?

      Cheers, Tef

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    3. Pues a mí me parece que sí, si tu entorno llegase a cambiar para bien, entonces las motivaciones para aprender serán mayores. Digo yo jajaja.

      Me explico: aun cuando uno quiera educarse en este ambiente en el que nos encontramos actualmente, hay muchas cosas negativas que te lo impiden (yéndonos más allá de lo expuesto en el texto). Por ejemplo: la depresión, tristeza, decepción, ira, cansancio... son cosas que frenan el desarrollo. Y son emociones y estados muy habituales… producto de la situación del país.

      Llegar a casa agotado luego de pasar 3 horas de pie esperando un bus y una más de trayecto, pueden provocar que uno solo sienta ganas de dormir y no estudiar (o leer, o hacer cualquier cosa que te proporcione conocimiento).

      En un caso ideal, no sería así. Y tu desempeño sería superior. ¿Te imaginas no tener que preocuparse de si lo que ganas te alcanzará para comer durante el mes o que puedes salir leyendo en un dispositivo electrónico sin que te lo arrebate un ladrón? Son cosas que aunque uno no quiera…afectan.

      En esencia, me gusta pensar que en una situación más estable y menos problemática, mis ansias por aprender aumentarían o, por lo menos, se mantendrían.

      Referente a eso último que planteaste, según lo que he leído por ahí muchos de los rasgos de nuestra personalidad son heredados genéticamente y otros producto del medio de crecimiento. Entonces, es probable que el querer aprender sea algo que heredaste de alguien y no dependa del sitio o entorno donde te encuentres ;)

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