La luna me hace compañía
mientras observo el firmamento brillar.
Echando de menos tus besos
y sin poder hacer nada ya.
Sé que nadie es perfecto
pero no podemos dejar
que todo se vaya al infierno
sin siquiera intentar.
No te pido que cambies,
ni que dejes de ejecutar
todo eso que para ti
es imprescindible no realizar.
Más no me pidas a mí
eso que no estás dispuesto a dar.
Pues no sería justo
que te robes mis ganas de avanzar.
Porque si me dejas hecha trizas
las estrellas no me van a alcanzar,
y no sé qué haré
para mi temperamento poder enfriar.
Quizás también me ataque la tristeza,
mis lágrimas rebosen el mar
y a ti no te importaría
porque no valoras esa intensidad.
Cada que pienso en ti
no logro conjurar
cuáles son tus intenciones
detrás de esa fachada de afabilidad.
No te miento, extraño tu presencia.
Más, necesito aclarar
lo que estoy sintiendo
para que esto pueda prosperar.
Y aquí en este momento,
el astro de la noche me deja hablar,
permitiéndome contarle
lo que no me deja respirar.
Quizás después de desahogarme
logre el sueño conciliar,
y cuando despierte
una respuesta te podré dar.
No prometo nada
porque quizás no te vaya a gustar
eso que decida
en esta fría noche plagada de turbiedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario