Planea la contienda que le interesa,
abastecer su energía es imperante,
debe ir a por un trozo de chocolate.
Requiere atravesar duras pruebas;
nadie puede conocer sus fechorías,
es más…
tendría que estar ya dormida.
Se pone el traje y planea la batalla,
traza la ruta, la estudia con esperanza.
Cuando su mente está lista y en calma
acalla su alma y va por las armas:
con linterna y perrarina en mano
comienza la ansiada y tenebrosa travesía.
Primero se encuentra con el terror en persona:
lanza un poco de perrarina para aquietar a Mika.
Luego, con el corazón desbocado avanza.
Alumbrando sus pasos y teniendo cuidado.
Llega a la cocina; casi puede divisar su comida.
Abre el refrigerador y espera en silencio...
escuchando por si pasos se aproximan.
Después, con delicadeza, toma el botín,
y regresa de inmediato a su fiel cuarto.
Fuente: Aquí |
Allí con el triunfo rondando en sus venas,
muerde un trozo del suculento manjar
haciendo que las neuronas exploten sin más.
Una vez saboreado el suntuoso sabor,
se recuesta en su cama y se dedica al sueño
ya planeando su próximo encuentro…
¿Para qué sirven los cartuchos en la batalla?
Yo siempre llevo, en su lugar, chocolate.
—George Bernard Shaw
Photo by Simone van der Koelen on Unsplash |
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