Aquí estás, te estaba
buscando.
Esas palabras me marcaron.
Cambiaron de rumbo mi vida,
me complementaron.
Con esa expresión llegó la luz
que alejó la oscuridad de mi alma,
se llevó las pesadillas,
trajo consigo la risa.
Aquí estás, te estaba
buscando.
Y me encontraste, después de tanto.
Pensé que moriría,
y ahora por ti he luchado.
Me diste la libertad de decidir
qué camino seguir.
Me diste opción,
pude elegir.
Aquí estás, te estaba
buscando.
Nadaba y nadaba
en un oscuro e interminable mar
lleno de sufrimiento y llanto.
Llegaste a mi encuentro
me devolviste el sueño.
Aquí estás, te estaba
buscando.
Durante muchos siglos esperaste por mí,
encerrado en el dolor
rogando a las estrellas consuelo
para tanta desazón.
Aquí estás, te estaba
buscando.
No me arrepiento de lo vivido,
porque me hicieron llegar a este lugar,
donde tú me encontraste,
¡Donde tú me salvaste!
Aquí estás, te estaba
buscando.
Llegaste y arrasaste con las pesadillas.
Me hiciste volver a la vida,
me reencontré con la dicha.
Aquí estás, te estaba
buscando.
Y fue lo más hermoso que jamás me pasó:
Tú.
Aquí estás, te estaba
buscando.
¡Y yo te estaba buscando a ti!
Juntos fuimos, somos y seremos
un bucle interminable de amor.
La oscuridad cesó y el sol salió.
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