Te extraño y es extraño

Te extraño y es extraño. Porque no lo vi venir. Supongo que lo di por hecho, asumí que siempre estarías. Que no debía decirte cuánto te quería. 

Te extraño y es extraño. Ayer estabas por aquí, riendo y viviendo. Y ahora que no estás cerca, mi corazón sufre, añora. Ansía una palabra tuya, un abrazo, algo. Pensé que todo era seguro y no es así. Ahora lo sé, lo entiendo. Tarde.

Te extraño y es extraño. ¿Cuánto tiempo pasó desde que nos miramos y nos dijimos un simple “te quiero”? ¿Cuánto tiempo pasó desde que te agradecí por estar conmigo, por apoyarme, por aceptarme? Ahora a mí alcance no estás. No lo pude evitar.

Te extraño y es extraño, saliste y no nos hablamos. Pensé que cuando llegásemos en la noche, todavía estaríamos juntos, arropados bajo las estrellas, acurrucados en la oscuridad. Aunque ya no fuera como antes.

Te extraño y es extraño. Ya no puedo decirte lo mucho que mi día apestó o cómo unas flores me hicieron recordar el día en que nos conocimos. Cuando te vi por primera vez, nuestra primera charla, nuestra primera salida.

Te extraño y es extraño. ¿Por qué te fuiste tan repentinamente? ¿Por qué no pude despedirme, comunicarme una última vez? Tú entendías mi animadversión por los sentimientos, no juzgabas, eras y ya. 

Te extraño y es extraño solo verte en una foto; una foto que no capturó lo torcido de tu sonrisa, el brillo de tus ojos cuando me observabas o como guiñabas cada vez que mi mirada se topaba con la tuya. No basta, no es suficiente. Una imagen es fría, no me brinda la calidez que tus brazos me otorgaban, la seguridad que tú presencia me infundía.



Te extraño y es extraño no ir todos los domingos a casa de nuestras familias, pasar el rato, compartir, reír. No recuerdo la última vez que me carcajee solo porque sí, porque lo sentía, porque me provocaba.

Te extraño y es extraño; es sumamente extraño, doloroso, asfixiante, el no verte, el no saber de ti, el no poder acudir cuando quiero a tu encuentro. 

Es extraño, muy extraño, porque aunque me aferre a ese pedazo de lápida como si mi vida dependiera de eso, simplemente no te siento, ya no estás aquí. El desespero me agobia. 

Te extraño con el alma, con cada pedacito roto de mí ser. Antes de ti no era, a tu lado fui, solo que ahora sin tu presencia, he vuelto allí. La oscuridad llama, y no sé qué hacer.

Te extraño y es extraño.



Teffy Campos

23. Venezolana. Escribo lo que siento, pienso, opino e imagino. Son trocitos de mi alma que se escapan a diario, quizá por el exceso de sentir

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