Despedida


Dónde estabas cuando me dormí llorando
Dónde estabas cuando me caí del acantilado.
Dónde estabas cuando sola me encontraba.
Dónde estabas cuando más te necesitaba.
Dónde estabas cuando me hundí en la nada.
Dónde estabas cuándo todos me abandonaban.
Dónde estabas, no estabas.


No estabas cuando salió mal la práctica.
No estabas cuando mi familia se alejaba.
No estabas cuando mi perro ya no ladraba.
No estabas, dónde estabas.


Dónde estabas cuando la felicidad regresaba.
Dónde estabas cuando el amor me alcanzaba.
Dónde estabas cuando los proyectos desplegaban.
Dónde estabas cuando te llamaba a tu casa.
Dónde estabas cuando supliqué que me acompañaras.
Dónde estabas, nunca estuviste.


Nunca estuviste cuando mi sol se arruinó.
Nunca estuviste cuando el dolor se presentó.
Nunca estuviste cuando de mi hijo la luz desapareció.
Nunca estuviste cuando todo se desmoronó.
Nunca estuviste, nunca volviste.


Nunca volviste aunque ya no importaba.
Nunca volviste ni siquiera a echarle un vistazo.
Nunca volviste para darme un abrazo.
Nunca volviste cuando la tierra se abrió.
Nunca volviste cuando su cuerpo bajó.
Nunca volviste cuando coronaban la tierra.
Nunca volviste ni cuando las flores se hicieron viejas.
Nunca volviste, no estuviste.


¿Dónde estabas?


No estabas, ahora me reclamas.
Me reclamas que te olvidé.
Me reclamas que a otro mi aprecio dejé.
Me reclamas que no soy como antes.
Me reclamas que ya no doy un suspiro en tu aire.
Me reclamas que ya no te visito.
Me reclamas que a tus llamados no asisto.
Me reclamas,  reclamas.


Reclamas que no te doy una nueva oportunidad.
Reclamas que he llenado mi corazón de maldad.
Reclamas que he olvidado cómo amarte.
Reclamas, te olvidaste.


Te olvidaste de los malos tratos.
Te olvidaste de los recuerdos no gratos.
Te olvidaste que sufría en silencio.
Te olvidaste que di todo e igual te fuiste.
Te olvidaste que un retoño perdiste.
Te olvidaste, no te importó.

Y ahora soy yo la que dice adiós.



Teffy Campos

23. Venezolana. Escribo lo que siento, pienso, opino e imagino. Son trocitos de mi alma que se escapan a diario, quizá por el exceso de sentir

No hay comentarios.:

Publicar un comentario