El cantar del verdadero valor

Un vez alguien comentó
que un hombre cayó en la trampa del amor;
pero no era amor correspondido, sino aquel infundido
por las pertenecías que en su haber tenía aquel tipo.

La mujer ataviada con su mejor vestido
se casó con aquel arquetipo,
que según ella era el hombre preferido
por todas en la ciudad de Cabestrillo.




Pero al pasar los días, llegó al sitió otro prototipo
con más dinero que el primer símbolo
de riqueza y de oro bendito.

Así fue como ella abandonó el prestigio
y con el nuevo estableció un apego inaudito.

Pasaron los días, y todos se reían
del primer hombre que en sus redes caía.

Él, humillado a más no poder,
alzó el vuelo y a otra ciudad llevó su haber.

Y allí encontró a una preciosa jovencita
que se enamoró de él sin medidas.

Se casaron y al tercer día
llegó al poblado la noticia
de que su tátara tátara abuelo había sucumbido
y que a él le quedaba todo su beneficio.

Se corrió la voz de aquel hecho antes desconocido
de que él era ahora el individuo más rico.

La primera mujer se enteró de lo ocurrido
y quiso pedir perdón por todo lo dicho;
pero su actual marido se dio cuenta de lo pretérito
y la botó sin pesos, solo con un mísero vestido.

De esa manera sola se quedó
y en la depresión cayó…
Pasaron los días y no aguantó
las burlas, las señales y la pobreza en la que permaneció.
Por lo que se decidió y a un precipicio cayó.

Esto solo se los cuento como una demostración
de que el dinero es solo una banal posesión
y que hay que apreciar el verdadero amor,
las cosas que tienen un real valor.

Teffy Campos

23. Venezolana. Escribo lo que siento, pienso, opino e imagino. Son trocitos de mi alma que se escapan a diario, quizá por el exceso de sentir

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